Intimidad de una Estrella (The Big Knife)

Un cielo de mirlos borrachos

Por Emiliano Fernández

A rasgos generales las películas que tratan sobre la misma industria cultural no suelen ser del agrado del público porque éste será bastante lelo, conservador e hiper dominado por las campañas de publicidad pero identifica muy rápido a las historias que sitúan a los mismos creadores de historias como eje fundamental, ya sea por narcisismo, autocrítica o pasada de factura dentro del gremio, una jugada no muy bienvenida por los espectadores debido a lo que se mueve por detrás, léase la presencia de un millonario autovictimizándose frente a esa legión de muertos de hambre del público. Dejando de lado este detalle más macro que específico, el cual por cierto no tiene mucho que ver con una condena ideológica de las mayorías sino con simple y llana envidia de quien anhela el estilo de vida decadente de la alta burguesía e incluso su horrenda aporofobia, existieron diversas realizaciones acerca de la industria cultural que quebraron la regla no escrita a lo largo del derrotero histórico del séptimo arte, sin embargo el período más curioso es el de mediados del Siglo XX, una etapa en la que se acumularon una inusitada catarata de propuestas que trabajaron de manera magistral la temática y hasta consiguieron buenos resultados en taquilla, por lo menos la mayoría de ellas, pensemos para el caso en La Malvada (All About Eve, 1950) de Joseph L. Mankiewicz, El Ocaso de una Vida (Sunset Boulevard, 1950), opus de Billy Wilder, En un Lugar Solitario (In a Lonely Place, 1950), de Nicholas Ray, Nace una Estrella (A Star Is Born, 1954), de George Cukor, La Angustia de Vivir (The Country Girl, 1954), de George Seaton, Intimidad de una Estrella (The Big Knife, 1955), de Robert Aldrich, Un Rostro en la Multitud (A Face in the Crowd, 1957), de Elia Kazan, El Dulce Aroma del Éxito (Sweet Smell of Success, 1957), de Alexander Mackendrick, e Imitación de la Vida (Imitation of Life, 1959), de Douglas Sirk, en conjunto una usina del nihilismo hollywoodense que cargó las tintas sobre el cine, la música, el teatro y todos los medios masivos de comunicación.

 

Intimidad de una Estrella cuenta con un guión de James Poe, futuro libretista de un clásico bélico de Aldrich, Ataque (Attack, 1956), y responsable de joyas de Phil Karlson, Michael Anderson, Richard Brooks, John Sturges, Peter Glenville, Ralph Nelson, George Roy Hill, James B. Harris y Sydney Pollack, que a su vez se inspira en la obra teatral homónima de 1949 de Clifford Odets, gran dramaturgo del ámbito norteamericano de la generación de Tennessee Williams, Arthur Miller y William Inge que influiría en luminarias posteriores del rubro como Neil Simon, David Mamet y el querido Paddy Chayefsky, llegando Odets a dirigir dos películas, Un Desolado Corazón (None But the Lonely Heart, 1944) y Sangre en Primera Página (The Story on Page One, 1959), y a escribir -u oficiar de base- para films variopintos en sintonía con El General Murió al Amanecer (The General Died at Dawn, 1936), de Lewis Milestone, El Conflicto de Dos Almas (Golden Boy, 1939), de Rouben Mamoulian, Rapsodia en Azul (Rhapsody in Blue, 1945), la obra de Irving Rapper, Muerte al Amanecer (Deadline at Dawn, 1946), de Harold Clurman, Notorious (1946), del inefable Alfred Hitchcock, De Amor También se Muere (Humoresque, 1946), de Jean Negulesco, Tempestad de Pasiones (Clash by Night, 1952), de Fritz Lang, La Angustia de Vivir (The Country Girl, 1954), de George Seaton, Delirio de Locura (Bigger Than Life, 1956), de Nicholas Ray, Corazón Rebelde (Wild in the Country, 1961), de Philip Dunne, y la citada El Dulce Aroma del Éxito. El relato se centra en Charlie Castle (Jack Palance), un afamado actor hollywoodense que está casado con Marion (Ida Lupino), con la que tiene un hijo de corta edad, Billy (Michael Winkelman), y próximo a renovar su contrato por siete años con el propietario del estudio Hoff-Federated, Stanley Hoff (Rod Steiger), cuya mano derecha es un ex militar, Smiley Coy (Wendell Corey), la contracara de los endebles Buddy Bliss (Paul Langton) y Nat Danziger (Everett Sloane), el publicista y el agente artístico de Castle.

 

De una forma similar a otras mixturas de melodrama y film noir a cargo de Odets, como las recientes Tempestad de Pasiones y La Angustia de Vivir, Intimidad de una Estrella toma los latiguillos del dramaturgo, como la crisis identitaria, las compulsiones y un pasado bien tormentoso o algún cadáver escondido en el ropero, para en esta ocasión combinarlos con una de las grandes obsesiones de Aldrich, nos referimos al choque entre idealismo artístico y pragmatismo comercial, algo que marcó desde siempre al realizador al punto de que fue uno de los primeros profesionales del ámbito hollywoodense en crear su propia productora independiente, The Associates and Aldrich, la cual tuvo un contrato de distribución con la United Artists: en pantalla Charlie debe luchar en dos frentes, el privado, porque su esposa está dispuesta a divorciarse ya que se cansó de sus borracheras, infidelidades y depresión crónica por sentirse un esclavo del estudio obligado a filmar bodrios para la fauna popular más ignorante, y el público, precisamente ese contrato con Hoff que simboliza la ruina de sus sueños de juventud vinculados a la excelencia cultural, hoy deshechos ante el vendaval de productos intercambiables del mainstream yanqui; para colmo el peligro se multiplica exponencialmente porque al no confirmar el divorcio se gana la enemistad de una arpía de la prensa de los chimentos, Patty Benedict (Ilka Chase), además un amigo suyo, el escritor Hank Teagle (Wesley Addy), pretende casarse con la indecisa Marion, quien incluso aceptó seguir con Castle luego de que éste atropellase/ matase a una persona en el contexto de la fiesta navideña del estudio y permitiese que el equipo mafioso de Hoff y Coy inculpase a Bliss, quien idolatra a su cliente, una coartada que se cae a pedazos porque la esposa putona de Buddy, Connie (Jean Hagen), se acuesta con el actor y la acompañante de Charlie en aquella noche, la también intérprete Dixie Evans (Shelley Winters), amenaza con contarlo todo ya que Stanley no le da roles de relevancia y la usa para “entretener” a los publicistas.

 

La película es el primer eslabón de la tetralogía de Aldrich sobre las miserias del mundo del espectáculo, basta con tener presente que así como Intimidad de una Estrella denuncia el sustrato dictatorial de los magnates de los principales estudios del Hollywood Clásico, ese que en la década del 50 ya comenzaba a resquebrajarse por las producciones autónomas de genios como Burt Lancaster, Kirk Douglas, Stanley Kramer y el propio Aldrich, ¿Qué Pasó con Baby Jane? (What Ever Happened to Baby Jane?, 1962), por su parte, indaga en el patetismo de la vieja aristocracia hollywoodense, uno representado a través del impiadoso paso del tiempo desde el estrellato infantil hasta la vejez y una estrafalaria locura, y aquel díptico de La Leyenda de Lylah Clare (The Legend of Lylah Clare, 1968) y El Asesinato de la Hermana George (The Killing of Sister George, 1968), finalmente, explora la inmundicia moral contemporánea -o quizás simplemente atemporal- relacionada con los egos inflados aunque frágiles, el circo sentimental/ familiar/ libidinoso marca registrada, el canibalismo omnipresente del capitalismo y la intensidad artística cercana a la caricatura, la melancolía, el delirio, la paranoia y la tendencia a autoengañarse, a su vez dos parodias tácitas de los actores, los directores, los productores y todo su círculo cercano. El film, sostenido en una fotografía modesta de Ernest Laszlo y el sublime trabajo del elenco, desde el jovencito Palance y la ya veterana Lupino hasta los siempre pirotécnicos Steiger y Winters, habilita una lectura menos especializada y más general vinculada a la autopsia de un matrimonio finiquitado, aquí empardado a la dependencia mutua autodestructiva de Charlie y Marion y no tanto a la preeminencia de uno sobre el otro, como solía ocurrir en aquellas epopeyas de alcoba de Aldrich, sin embargo por detrás asimismo se mueve la costumbre del ser humano de “aplastar una mosca con un martillo” y después evadirse de la realidad con el alcohol y/ o el sexo cual “cielo de mirlos borrachos”, citando esos diálogos floridos de Poe y Odets…

 

Intimidad de una Estrella (The Big Knife, Estados Unidos, 1955)

Dirección: Robert Aldrich. Guión: James Poe. Elenco: Jack Palance, Ida Lupino, Rod Steiger, Shelley Winters, Wendell Corey, Jean Hagen, Everett Sloane, Wesley Addy, Paul Langton, Ilka Chase. Producción: Robert Aldrich. Duración: 113 minutos.

Puntaje: 9