El cine y la televisión del mainstream contemporáneo generan tanta basura que resulta difícil determinar cuáles serían los peores productos de la temporada en cuestión porque prácticamente cualquier “contenido”, respetando los términos despersonalizados que usan los popes del marketing y la publicidad y los loros descerebrados del público y la prensa que los siguen, podría calificar como uno de los más nauseabundos y/ o banales del año, detalle que por cierto subraya el hecho de que los recursos están -por lo menos en el sector más concentrado y oligopólico de la industria- pero faltan el talento de base y una mínima formación intelectual, cultural y hasta profesional que les permita a los técnicos y a los artistas narrar con coherencia lo que sea que gusten o transmitir una idea sin tantos diálogos redundantes, idioteces visuales y baches en el desarrollo. Un calamitoso síntoma de esta decadencia generalizada son las películas que surgen año a año de La Lista Negra (The Black List), encuesta intra industria de los guiones cinematográficos más populares aún no producidos que suele publicar desde 2005 un ejecutivo/ productor hollywoodense, Franklin Leonard, pensemos en bodrios o films fallidos varios de los últimos tiempos como Ciudad de Asfalto (Asphalt City, 2023), de Jean-Stéphane Sauvaire, Plan Familiar (The Family Plan, 2023), de Simon Cellan Jones, Lift: Un Robo de Primera Clase (Lift, 2024), de F. Gary Gray, Aguanta la Respiración (Hold Your Breath, 2024), de Karrie Crouse y William Joines, Holland (2025), de Mimi Cave, Amenaza en el Aire (Flight Risk, 2025), la obra de Mel Gibson, y Eternidad (Eternity, 2025), de David Freyne, entre muchos otros productos tendientes a un promedio cualitativo lamentable que por elevación oficia de autodenuncia de la mediocridad y la estupidez de muchos jerarcas yanquis amigos de refritar lo mismo.
Hoy nos topamos con el último engendro salido de La Lista Negra, como decíamos antes otrora una garantía de calidad símil diamante en bruto y ahora un sinónimo de la crisis de turno, hablamos de Him: El Elegido (Him, 2025), literalmente una de las peores propuestas del año en curso y un desastre tan grande que pone en cuestión la salud mental primero del realizador, Justin Tipping, quien se supone retocó un poco el guión de los debutantes Zack Akers y Skip Bronkie, y segundo del productor de cabecera vía su compañía Monkeypaw Productions, Jordan Peele, nada menos que el artífice de ¡Huye! (Get Out, 2017), Nosotros (Us, 2019) y ¡Nop! (Nope, 2022), tres de los pivotes del “terror elevado” del nuevo milenio. La película jamás se define entre la gesta deportiva, el thriller psicológico de sectas, el body horror y la sátira social/ política/ económica alrededor, precisamente, de esa picadora de carne denominada industria del deporte masivo de elite, triste emporio sustentado en usura, drogas y publicidad, por ello en la misma bolsa caen el dejo indisimulable de exploitation de La Sustancia (The Substance, 2024), de Coralie Fargeat, pero sin llegar ni remotamente al nivel de La Hermanastra Fea (Den Stygge Stesøsteren, 2025), de la cineasta noruega Emilie Blichfeldt, y Juntos (Together, 2025), del australiano Michael Shanks, aquel popurrí psicodélico y muy tenebroso del querido Ken Russell de Tommy (1975), Estados Alterados (Altered States, 1980) y Gothic (1986), entre otras, y finalmente la premisa de Opus (2025), faena deficiente de Mark Anthony Green que en comparación parece una maravilla porque aunque sea retomaba nociones potables sobre la idolatría posmoderna y los psicópatas del poder de Parpadea Dos Veces (Blink Twice, 2024), de Zoë Kravitz, y El Ídolo (The Idol, 2023), la serie para HBO de Sam Levinson, Reza Fahim y Abel Tesfaye alias The Weeknd.
Como si se tratase de una mixtura entre el canibalismo profesional de El Cisne Negro (Black Swan, 2010), de Darren Aronofsky, aquel ámbito narrativo en su conjunto de Un Domingo Cualquiera (Any Given Sunday, 1999), de Oliver Stone, y cierta idea de la vejez vampirizando a la juventud símil El Hogar (The Home, 2025), trabajo fallido pero también superador a cargo de James DeMonaco, Him: El Elegido cae en el ridículo por actuaciones flojas, giros narrativos absurdos, ausencia de profundización discursiva/ ideológica, una tonalidad raudamente esquizofrénica, mucha imaginería surrealista sin nada que la sustente o justifique y el hilarante endiosamiento de fondo en torno a un deporte bien cutre como el fútbol americano, algo así como una versión para mariquitas del rugby inglés que sólo tiene aceptación en Estados Unidos y algunas de sus colonias patéticas tácitas de América del Norte y el Caribe, también amigas del privilegio plutocrático. El protagonista es Cameron “Cam” Cade (Tyriq Withers), una estrella en ascenso del fútbol americano que desde pequeño fue fanático de los San Antonio Saviors y de la estrella del equipo, Isaiah White (Marlon Wayans), bajo la influencia de su padre (Don Benjamin). Luego de que un loquito enmascarado una noche le golpease la cabeza y le abriese el cráneo, Cade duda de aceptar la posibilidad de convertirse en el nuevo quarterback/ mariscal de campo de los Saviors en reemplazo de White, sobre todo por el riesgo de daño cerebral, sin embargo su agente, Tom (Tim Heidecker), le comunica que el propio Isaiah -ya considerando su retiro- lo invita a su complejo multimillonario en el medio del desierto para entrenar durante una semana con vistas a demostrar si es un digno sucesor del veterano, todo un chiflado cuyo único interés en la vida es el fútbol al extremo de hacer un culto del dolor como fuente de legitimación.
La primera mitad de la odisea de Tipping, responsable de la correcta Patadas (Kicks, 2016), resulta interesante porque le pega con sutileza al jingoísmo estadounidense, la masculinidad tóxica y el circo del deporte espectacularizado, mercantil y cruel de hoy en día e incluso juega con el retrato psicológico de las sectas y sus gurúes ya que White está rodeado de acólitos grotescos como su esposa, la influencer cirugeada Elsie (Julia Fox), y su médico personal, Marco (Jim Jefferies), además el asunto abre el juego al body horror, a raíz de las constantes transfusiones de sangre sobre Isaiah y las inyecciones que recibe Cameron, y al porno de torturas, en esencia por una escena en la que durante una práctica cada fallo de Cade deriva en uno de los esclavos del líder recibiendo un pelotazo en el rostro cortesía de una máquina lanza balones a máxima potencia. Es durante la segunda parte cuando todo se va al demonio gracias a la estética videoclipera gratuita de las alucinaciones/ desvaríos del muchacho, con Tipping introduciendo incansablemente el efecto de rayos X para enfatizar los daños por cabezazos y otros golpes, planteo que incluye desde una orgía implícita con Elsie y algunas meretrices hasta un intento de homicidio en un sauna contra el protagonista de parte de una admiradora lunática de Isaiah que termina siendo asesinada por su propio ídolo, Marjorie (Naomi Grossman). Ni la carnicería tardía del desenlace ni el coqueteo con el pacto faustiano por la gloria ni la idea de denunciar el sacrificio sadomasoquista e hiper competitivo del deporte o la especulación deshumanizadora de los dirigentes nos salvan del tedio y la nada misma que resulta ser el film, para colmo Withers y Wayans son actores demasiado limitados para llevar adelante la trama o convencernos de su hipotética estampa de gladiadores, en realidad marionetas de este ecosistema capitalista como cualquier otro…
Him: El Elegido (Him, Estados Unidos, 2025)
Dirección: Justin Tipping. Guión: Justin Tipping, Zack Akers y Skip Bronkie. Elenco: Tyriq Withers, Marlon Wayans, Julia Fox, Tim Heidecker, Jim Jefferies, Naomi Grossman, GiGi Erneta, Norman Towns, Tierra Whack, Don Benjamin. Producción: Jordan Peele, Ian Cooper, Win Rosenfeld y Jamal M. Watson. Duración: 96 minutos.