Trece Vidas (Thirteen Lives)

Una cueva inundada

Por Emiliano Fernández

La más que curiosa carrera de Ron Howard sintetiza los rasgos expansivos y heterogéneos de la industria cultural de antaño, una que permitía una variedad profesional hoy extinta y la capacidad de saltar de un rubro al otro sin demasiados problemas y con un período transitorio de acomodamiento, pensemos que el señor comenzó su derrotero como “niño actor” de clara raigambre televisiva en las décadas del 50 y 60 de la mano de generosas participaciones en The Andy Griffith Show (1960-1968) y Happy Days (1974-1984) y roles aislados en The Twilight Zone (1959-1964), The Fugitive (1963-1967), Bonanza (1959-1973) y M*A*S*H (1972-1983), amén de una recordada intervención como Steve Bolander en la segunda película de George Lucas después de THX 1138 (1971), American Graffiti (1973). Es a mediados de los 70, justo después de protagonizar su olvidable ópera prima como director, Grand Theft Auto (1977), que Howard decide abandonar la interpretación para establecerse como un director siempre prolífico, algo que logra con un surtido de películas que van desde sus simpáticas colaboraciones con Michael Keaton, léase Night Shift (1982), Gung Ho (1986) y The Paper (1994), hasta sus clásicos familieros ochentosos, hablamos por supuesto de Splash (1983), Cocoon (1985) y Willow (1988), no obstante la gran metamorfosis hacia el anhelado “cine serio” se produce en paralelo a un género que nunca abandonó porque es el que más conoce desde joven, la comedia, mediante una serie de dramas que arrancan con la mediocridad de Backdraft (1991) y Far and Away (1992) y desembocan en las dignas Apollo 13 (1995) y Ransom (1996), preámbulo para su Oscar a Mejor Director por A Beautiful Mind (2001), un par de dramas más, las también demasiado pomposas The Missing (2003) y Cinderella Man (2005), y su trilogía de adaptaciones de novelas de Dan Brown, las rutinarias aunque taquilleras The Da Vinci Code (2006), Angels & Demons (2009) e Inferno (2016), propuestas que arrastraron el envión de los best sellers.

 

Dejando de lado la consabida vertiente de su trayectoria centrada en las comedias, rama que nunca terminó de despegar del todo a nivel creativo y que engloba a propuestas desparejas como Parenthood (1989), Edtv (1999), How the Grinch Stole Christmas (2000) y The Dilemma (2011), el director volvería a experimentar otro volantazo profesional que se suma a los dos anteriores, aquel del humor primigenio hacia el cine fantástico ochentoso y luego desde este último hacia la severidad formal, nos referimos a esa madurez expresiva que llegaría gracias a sus dos trabajos con el guionista británico Peter Morgan, las excelentes Frost/ Nixon (2008) y Rush (2013), jugada que insólitamente despertaría en el cineasta un interés dormido por los documentales, como bien lo demuestran Made in America (2013), Rebuilding Paradise (2020), We Feed People (2022) y sobre todo las gloriosas The Beatles: Eight Days a Week- The Touring Years (2016) y Pavarotti (2019). Su última odisea de ficción, Trece Vidas (Thirteen Lives, 2022), está entre lo mejorcito que ofreció en el rubro desde sus ya algo lejanas colaboraciones con Morgan porque aquí literalmente supera lo hecho en las anodinas o simplemente pobretonas In the Heart of the Sea (2015), Solo: A Star Wars Story (2018) y Hillbilly Elegy (2020), éxito que definitivamente tiene que ver con el tema del film que nos ocupa y lo mucho que se presta para un enfoque de impronta documentalista descarnada, el Rescate de la Cueva Tham Luang entre el 23 de junio y el 10 de julio de 2018, una mega operación del gobierno de Tailandia y otros países para sacar con vida a los integrantes de un equipo infantil de fútbol, compuesto por doce mocosos de entre 11 y 16 años, y su entrenador, un muchacho de 25, luego de que quedasen atrapados dentro de una gigantesca y laberíntica formación rocosa subterránea que solía estar abierta para el turismo a pesar de que se sabía que se inundaba de modo profuso llegada la estación del monzón, cuando la lluvia cierra muchísimos pasajes durante meses enteros de cada año.

 

El guión de William Nicholson, veterano inglés responsable de obras como Shadowlands (1993), de Richard Attenborough, Nell (1994), de Michael Apted, First Knight (1995), de Jerry Zucker, Gladiator (2000), de Ridley Scott, y Les Misérables (2012), de Tom Hooper, se mantiene muy cerca de los hechos reales y adopta la perspectiva de los rescatistas voluntarios británicos que participaron del operativo, sobre todo John Volanthen (Colin Farrell) y Richard Stanton (Viggo Mortensen), los buzos especializados en cuevas que efectivamente encontraron a las trece almas con vida -nueve días después de comenzadas las lluvias torrenciales y de que se reportase la desaparición- arriba de una roca elevada a cuatro kilómetros de distancia desde la entrada de la cueva, acontecimiento que a su vez dispara una catarata de alternativas que tienen que ver con la imposibilidad de improvisar clases de buceo para los chicos porque jamás lograrían encarar el viaje submarino de más de seis horas para salir de semejante prisión en medio de la oscuridad extrema, pasajes angostos y un pánico subacuático que casi siempre genera ahogamientos accidentales o compulsivos tanto para el desesperado con miedo a morir como para cualquiera que tenga cerca, además de la deshidratación y el entumecimiento de los cuerpos por el encierro. Trabajando siempre a la par de las autoridades locales, especialmente el gobernador de la región, Narongsak (Sahajak Boonthanakit), y un capitán de la marina, Arnont (Theerapat Sajakul), quienes controlan un ejército de buzos y bombean agua mientras un ingeniero de Bangkok, Thanet Natisri (Nophand Boonyai), desvía los sumideros montañosos de la cueva, Volanthen y Stanton llaman a otro experto, el anestesista australiano Richard Harris (Joel Edgerton), para tratar de sacar al entrenador y a los doce purretes todos dormidos y con máscaras respiratorias símil paquetes de entrega inmediata, misión que se complica por el regreso de las lluvias a posteriori de unas jornadas de sol y corrientes internas tranquilas.

 

Si bien la estructura retórica responde a la clásica fórmula hollywoodense del outsider que permite al espectador occidental identificarse con el “salvador blanquito” de turno, en este caso el trío fundamental de Stanton, Volanthen y Harris más otros dos buzos secundarios, Chris Jewell (Tom Bateman) y Jason Mallinson (Paul Gleeson), a decir verdad Howard y Nicholson se las arreglan para que el asunto nunca parezca forzado porque los ingleses sí fueron cruciales en el rescate y en pantalla jamás llegan a opacar del todo a los personajes tailandeses y la complejidad de base de la faena, un combo agitado que no se limita al drama de supervivencia más superficial sino que incluye asimismo las creencias budistas autóctonas, la necesidad de inundarles los terrenos a los campesinos de la zona, la falta de experiencia en cuevas de la marina tailandesa, el papel fundamental del entrenador de los muchachos (Teeradon Supapunpinyo) en materia de mantener la calma durante tamaña pesadilla -el hombre era un ex monje budista y los hacía meditar para palear el hambre, lo que funcionó de maravillas- y la propia demencial condición de apátridas del susodicho y tres de los mocosos, a los cuales a pesar de vivir en Tailandia se les negaba la ciudadanía porque provenían de poblados del Triángulo Dorado, una región sin límites precisos del Sudeste Asiático entre Laos, Myanmar, China y Tailandia que está estigmatizada como productora de opio. El director, un artesano de cadencia melodramática y humanista hasta la médula, maneja muy bien tanto el desarrollo de personajes como las escenas de tensión y claustrofobia adentro de la cueva, logrando un docudrama espiritual con muchas infografías y una sublime actuación de parte de Mortensen que pasa a ser complementada por Farrell y Edgerton. Las dos horas y media de duración resultan excesivas pero la película se sostiene en el respeto sincero de la cultura local y en las diversas minucias de un evento traumático extremo que se llevó las vidas de dos buzos de la marina, Saman Kunan y Beirut Pakbara…

 

Trece Vidas (Thirteen Lives, Reino Unido, 2022)

Dirección: Ron Howard. Guión: William Nicholson. Elenco: Viggo Mortensen, Colin Farrell, Joel Edgerton, Tom Bateman, Paul Gleeson, Teeradon Supapunpinyo, Nophand Boonyai, Sahajak Boonthanakit, Theerapat Sajakul, Tanatat Srita. Producción: Ron Howard, Brian Grazer, William M. Connor, Gabrielle Tana, Karen Lunder y P.J. van Sandwijk. Duración: 150 minutos.

Puntaje: 7