Un problema muy serio del cine contemporáneo es la falta de paciencia narrativa, algo que a su vez tiene que ver con la poca confianza que los realizadores y productores le tienen al público, hoy por hoy considerado un popurrí de pobres diablos con un caso muy agudo de déficit de atención que les impide mantener la concentración mucho tiempo o simplemente incorporar/ disfrutar/ entretejer tramas verdaderamente complejas. El asunto para colmo suele mezclarse con la incapacidad en sí del grueso de los directores del Siglo XXI para construir un relato coherente y englobado dentro de un único ritmo narrativo, sin lentificar o acelerar la historia de manera caprichosa para respetar determinada duración prepautada a nivel comercial con los inversores/ financistas, de allí que -por ejemplo- en el cine de género mainstream las introducciones sean soporíferas y las escenas de acción o remates ultra veloces y en el ecosistema indie, por el contrario, tengamos en la mayoría de los casos buenos desarrollos iniciales que suelen derivar en resoluciones aceleradas, necias, apáticas, ineficaces, redundantes o extremadamente torpes en lo referido al cierre concreto de las diversas líneas argumentales y discursivas que se han venido edificando con anterioridad.
Toc Toc Toc (Cobweb, 2023), debut en el campo del largometraje de Samuel Bodin luego de hacerse más o menos conocido con una olvidable serie de horror para Netflix, Marianne (2019), aglutina precisamente todas estas características porque nos propone un relato en un principio interesante, cortesía del guionista Chris Thomas Devlin, el mismo de La Masacre de Texas (Texas Chainsaw Massacre, 2022), mediocre secuela de David Blue García de la obra maestra de 1974 de Tobe Hooper, aunque lamentablemente la faena se cae a pedazos en su último acto al acelerar la acción sin ninguna necesidad y desde una idiotez que es paradigmática de nuestro tiempo. La película empieza en el terreno del latiguillo “nene introvertido que sufre bullying en su colegio y dibuja cosillas tétricas”, luego muta en una fábula de maltrato infantil y enajenación paterna en clara sintonía con El Resplandor (The Shining, 1980), neoclásico de Stanley Kubrick sobre la farsa de las familias perfectas o “de verdad”, y finalmente se decide por una amalgama de los motivos de la reclusión hogareña y la manipulación que padecen los purretes a instancias de los adultos, más un monstruo -o más bien, entidad homicida- similar a los del J-Horror de Hideo Nakata y Takashi Shimizu.
Todo gira alrededor de Peter (Woody Norman), un niño de ocho años que debe lidiar con la crueldad de un compañero de colegio, Brian (Luke Busey), y cierto dejo autoritario de parte de sus padres, los algo histéricos Mark (Antony Starr) y Carol (Lizzy Caplan). El mocoso eventualmente pasa de escuchar sonidos en su habitación a descubrir que hay una púber deforme encerrada en un cuarto vecino que se mueve entre los muros y responde al nombre de Sarah (cuerpo de Aleksandra Dragova, voz de Olivia Sussman y Debra Wilson), la cual le dice que es su hermana mayor y que sus padres son malvados porque la encerraron desde muy joven, justo después de haber pedido ayuda a una mocosa que tocó la puerta durante Halloween y fue asesinada por Mark y Carol. La estrategia de Sarah de autovictimizarse y demonizar a los padres de ambos, todo a través de un agujero en la pared del cuarto, rinde sus frutos porque Peter sigue sus “consejos” y primero empuja a Brian por unas escaleras, destrozándole la pierna derecha, y luego envenena a los progenitores con raticida, lo que genera que efectivamente libere a su hermana, un engendro semi arácnido que gusta de trepar y lo ha estado manipulando para vengarse y ya escapar de su mazmorra prosaica.
El dúo de Bodin y Devlin, como suele ocurrir en el cine actual, tiene las ideas claras pero no sabe bien cómo demonios ejecutarlas o ponerlas en práctica de manera armoniosa, por ello en las postrimerías de la trama los acontecimientos se apresuran y en apenas diez minutos se resume con torpeza lo que podría haber sido una expansión narrativa slasher porque los primos de Brian, todos con máscaras a lo Los Extraños (The Strangers, 2008), de Bryan Bertino, se presentan en la casa de la parentela para cobrarse la pierna maltrecha y así son reventados por una imparable Sarah de cabellos larguísimos. Norman está muy bien en el papel del purrete, siempre entre inocente y tenebroso, y Cleopatra Coleman también cumple dignamente como la maestra sustituta de Peter y su salvadora tácita, la Señorita Devine, no obstante la fotografía de Philip Lozano abusa de la oscuridad, el final no brinda respuesta alguna sobre la naturaleza última de la adolescente monstruosa -aparentemente una criatura “no humana”- y toda la propuesta se siente un derivado deslucido de La Gente Detrás de las Paredes (The People Under the Stairs, 1991), de Wes Craven, El Habitante Incierto (2004), de Guillem Morales, y Bárbaro (Barbarian, 2022), de Zach Cregger…
Toc Toc Toc (Cobweb, Estados Unidos, 2023)
Dirección: Samuel Bodin. Guión: Chris Thomas Devlin. Elenco: Woody Norman, Lizzy Caplan, Antony Starr, Cleopatra Coleman, Luke Busey, Aleksandra Dragova, Jay Rincon, Anton Kottas, Olivia Sussman, Debra Wilson. Producción: Andrew Childs, Evan Goldberg, Roy Lee, Seth Rogen y James Weaver. Duración: 88 minutos.